Plumas por plumas: Manuel Rozas por Martín Rozas
Martín es un reconocido empresario del rubro salmonero y lleva 4 décadas en la industria. Manuel, es famoso en el área de la biotecnología con importantes clientes alrededor del mundo, entre los que se cuentan el FBI y la Agencia Mundial Antidopaje
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“Manuel siempre fue bien sapo, lejos el más metido de mis seis hijos. Observador, con mucho carácter, pero tremendamente cariñoso”, comenta Martín Rozas (69), socio fundador de la salmonera Pacific Star (hoy Salmón Austral) y del holding Fiordo Austral, uno de los mayores fabricantes de subproductos acuícolas. Se refiere a su hijo de 37 años, biólogo, quien es fundador y gerente científico del laboratorio KURA Biotec, ubicado en Puerto Varas. Mientras habla, lo mira de reojo. Y ríe.
A través de Zoom, se les ve sentados en una mesa de madera en medio una sala de juegos en el fundo familiar “El Burro”, ubicado en la VI región, donde Martín junto a su mujer, decidieron pasar prácticamente toda la cuarentena dedicado exclusivamente a la plantación de cerezos y berries.
No se veían hace meses. Y esta semana coincidieron porque Manuel decidió viajar a ver a sus padres. El biólogo ha estado todo el año dedicado a sus labores científicas con fines toxicológicos en base a enzimas que obtiene del abalón rojo -molusco parecido al loco propio de la costa del sur del país-, además de estar produciendo un test rápido de detección del Covid-19, que ya tiene su certificación.
Dueños de su destino
Martín Rozas es un reconocido empresario del rubro salmonero y lleva cuatro décadas en la industria y por su parte Manuel, es famoso en el área de la biotecnología con importantes clientes alrededor del mundo, entre los que se cuentan el FBI y la Agencia Mundial Antidopaje.
-Los dos se atrevieron a emprender...
Martín: Mira, yo el año 85 me iba sólo por uno o dos meses a Quellón, en Chiloé. Dejaba a mi señora con los niños en Santiago y vi la oportunidad de crear una planta procesadora de aceite y harina de pescado con los restos de la industria salmonera.
Manuel: Desde chicos vimos que la piscicultura era nuestra vida. Todas las vacaciones nos íbamos a Chiloé y recorría con él las “balsas” -piscinas de madera donde se criaban los salmones-, y me daba cuenta de que todo lo hacía a pulso. Eso evidentemente forjó en mí el interés por buscar soluciones.
El hijo siempre vio al padre como un referente. De hecho, varios de sus hermanos son emprendedores en otros rubros. Sin embargo, no alcanzaba a dimensionar la osadía y la visión de futuro que tuvo su padre al descubrir una oportunidad en los desechos que generaba el cultivo del salmón en el extremo sur de Chile. Lo mismo haría Manuel años después.
Manuel: El punto clave para mi fue cuando en 2007 hice una práctica en una de las empresas de mi papá. Fue entonces cuando, a raíz de comentarios de otras personas, me di cuenta lo influyente y gran persona que era mi papá. A través de los ojos de los demás dimensioné lo que él había creado. Y ahí mismo fue donde yo decidí emprender con los restos del abalón rojo y ver qué se podría obtener de las enzimas que éste tenía.
- ¿Podríamos calificarlos de pioneros?
Martín: Sí, me siento pionero de la industria de la harina de aceite de pescado, al encontrar una forma de reutilizar lo que se perdía del salmón y evitando que ese desperdicio se fuera al fondo del mar.
Manuel: Para que te hagas una idea, en esa época nadie hablaba de economía circular y de sustentabilidad y mi papá, sin ser consciente de ello, lo que hacía era darle un nuevo uso a ese desecho. Claramente y aunque mi papá se eche para abajo, en esa época fue un pionero al darle una solución a la basura, convirtiéndose en un eslabón indispensable en la industria hoy en día.
Martín: Por mi parte, yo te diría que Manuel fue pionero desde chico, busquilla a todo evento. Siempre lleno de proyectos, de inquietudes, esforzado y con la misma valentía, si se puede decir, de irse al sur con su familia. Siempre fue además muy solo, independiente, de hecho, nunca me dejo entrar mucho. Le gustaba su independencia.
-¿Qué característica tienen en común padre e hijo emprendedores?
Martín: Siempre fui inquieto, me gustaban los desafíos, los proyectos, atreverme a irme en auto solo a Quellón cuando los caminos eran todos de tierra. Y tener una señora que me apoyaba en eso.
Manuel: Definitivamente ser arriesgado, ser disciplinado y tener voluntad. Yo preferí partir de manera más libre. Creo que la mejor manera de emprender es haciéndolo uno mismo, apoyándose en la familia, pero con alas propias. Tal como lo hiciste tú papá, que te ibas meses al sur solo.
Coinciden en que las cosas no les fueron regaladas, tuvieron que jugárselas por su sueños. Martín, comenta, que paso por cuatro universidades y arriesgó tiempo y capital en crear una industria que hoy ya está consolidada. Por su parte Manuel, partió junto a su señora con una maleta con test antidopaje a una feria en Estados Unidos apostando confiados en que el producto haría sentido en las grandes ligas. Y, así fue. Para los dos.
-Tanto la biotecnología como la industria salmonera son relevantes en la economía chilena actual. ¿Cómo ven el panorama a futuro?
Martin: La mía es una industria madura, te diría que está lista, pero siempre hay espacio para seguir creciendo. Mis desafíos van más por modernizar procesos y darle aun mayor fuerza a la sustentabilidad y a la economía circular.
Manuel: ¡Uf! En mi área el techo es altísimo. Tengo mucho para crecer porque mi campo de especialización es muy amplio porque abarca la salud, el rubro alimenticio, la estética y muchos más. De hecho, la pandemia producto del Covid-19 puso los ojos en nosotros y nos ha dado un impulso enorme para investigar y desarrollar soluciones a problemas que aún no encuentran salida.
- Y, ¿A nivel gubernamental? ¿Cómo ven el apoyo a sus iniciativas?
Manuel: La ciencia y la tecnología es muy dinámica y con un campo de acción enorme por lo que creo que nos hace falta más regularización en la manera de cómo y en cuanto se nos va a apoyar. Hay muchos fondos y concursos que necesitan estar más coordinados y regulados.
Martín: Por mi parte, claro que veo incertidumbre en el tema de las exportaciones, pero la relación con China es fluida y funciona. Estuvimos dos meses frenados sin poder exportar, pero vemos que las cosas se están estabilizando.
- Manuel, ¿Qué le dirías a tu papá?
- Que fue capaz de partir una historia sin que nadie creyera que fuera posible.
- Y, ¿usted, Martín?
- Que es químico, no biólogo.
Manuel: Para él cualquier profesión que no entienda lo califica como químico. Papá, soy biólogo (ríe).